Château Haut-Bergey - Blanco 2019
El Château Haut Bergey, situado en el corazón de Pessac Léognan, se extiende sobre un viñedo certificado en agricultura ecológica y biodinámica, lo que lo convierte en una de las propiedades más comprometidas de la denominación. Este enfoque respetuoso con la vida se traduce en una gran precisión en el trabajo del suelo, una vitalidad notable de la vegetación y una expresión muy pura del terroir de gravas y arcillas finas. Bajo el impulso de la familia Garcin, el château ha experimentado una profunda transformación cualitativa, centrando su filosofía en la observación, la escucha de las parcelas y una vinificación lo más suave posible. El blanco seco de la propiedad ocupa un lugar especial, pensado como un vino cristalino y vibrante, que refleja tanto la tradición bordelesa como el impulso contemporáneo hacia blancos más tensos, aromáticos y digestivos. La añada 2019, perfectamente equilibrada por un verano soleado y noches frescas, se impone como una de las más logradas de la década para los grandes blancos de Pessac Léognan.
Château Haut Bergey Blanco 2019 se elabora a partir de una mezcla sutilmente dosificada de sauvignon blanc, sauvignon gris y sémillon, cada uno aportando su parte de aroma, frescura y textura. La vendimia manual permite una selección rigurosa de las bayas, que se prensan delicadamente antes de una fermentación realizada en tanques y barricas, con una proporción medida de madera nueva. La crianza sobre lías finas durante varios meses aporta grasa, complejidad y una sensación táctil envolvente sin nunca cargar el vino. La biodinámica, muy presente en el enfoque de la propiedad, se refleja en la precisión aromática, la tensión natural y la mineralidad cincelada de este 2019. Este trabajo cuidadoso permite obtener un blanco a la vez expresivo, estructurado y notablemente equilibrado, respetando la identidad fresca y elegante de Pessac Léognan.
En la cata, Château Haut Bergey Blanco 2019 ofrece un color amarillo pálido con reflejos plateados, anunciando un vino luminoso y de raza. La nariz revela un bouquet intenso de limón confitado, pomelo rosa, durazno blanco y flores de acacia, acompañado de sutiles notas ahumadas y un ligero tostado procedente de la crianza. En boca, la entrada es viva, esbelta, sostenida por una tensión cítrica que estira el vino hacia una gran frescura. El sauvignon aporta precisión y energía mientras que el sémillon contribuye a la redondez, profundidad y una textura delicadamente envolvente. El final, largo, salino y ligeramente especiado, revela un registro mineral típico de las gravas y deja una sensación de pureza notable. Este 2019 acompaña idealmente un ceviche de lubina, ostras, un carpaccio de vieiras, una ave asada con cítricos, un risotto de espárragos o un queso de cabra curado.