Antiguamente un campamento que garantizaba la defensa del pueblo de Saint-Émilion, el castillo de Clos Fourtet sigue siendo hoy un monumento histórico completamente rodeado por murallas. Tiene la particularidad de tener las más bellas bodegas de Saint-Emilion, enterradas en canteras subterráneas. Durante muchos años, produjo vinos por debajo del potencial de su terruño. Sin embargo, desde 1988, gracias al trabajo de la familia Lurton, los vinos de Clos Fourtet han recuperado todo su encanto. La finca fue comprada en 2001 por Philippe Cuvelier, exjefe del grupo papelero Guilbert. El cru se está convirtiendo a la biodinámica y se han realizado nuevas selecciones masivas bajo la égida de Stéphane Derenoncourt. Para colmo, se inauguró una nueva sala de cubas de la cosecha 2014. La variedad de uva, compuesta 85% Merlot, 10% Cabernet Sauvignon y 5% Cabernet Franc, ofrece un vino potente y picante. Los vinos de Clos Fourtet, que desarrollan aromas muy favorecedores de frutos rojos, son también con cuerpo, carnosos y con un excelente potencial de envejecimiento.