Una añada considerada la más difícil de la década, 1984 sigue siendo una buena sorpresa, con una buena escala, pero adolece de la ausencia casi total de Merlots, que sufrió las fuertes lluvias de mayo.
El color alicatado del vestido muestra signos de evolución pero sigue siendo de buena intensidad.
En nariz es discreto, pero muestra una hermosa finura y cierta frescura, que es la firma de la importancia del Cabernet Franc en la variedad de uva de esta añada.
En boca, el vino tiene una estructura media y cierta sequedad debido a una astringencia bastante presente al final de boca.
Este vino, un poco seco por la ausencia de Merlots diezmado por las lluvias de mayo, sigue siendo sorprendente y bien elaborado para una añada tan delicada como 1984, pero ha evolucionado bastante rápido.