Pocos grandes vinos pueden presumir de siete siglos de historia y de haber nacido de la pasión de un Papa. Clément V elegido por Philippe Le Bel en 1305 fue el primer propietario del Château Pape Clément, al que dio su nombre. Su propietario continúa con su trabajo y crea una primicia en Burdeos grabando a mano toda la cosecha. En aras de la excelencia, los granos se transportan por gravedad en tinas de madera de pequeña capacidad, adaptadas así a la superficie de cada parcela, donde se vinificarán con el mayor respeto desde la cepa hasta la botella.